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De pronto se escuchó el sonido del timbre que indicaba la hora de salir al receso. Los pasillos de la escuela se llenaron de estudiantes en menos de un minuto. Algunos alumnos se dirigían al patio, otros a los jardines del instituto y es su mayoría a la cafetería. Helga estaba sentada en una de las mesas de atrás, en donde era difícil ubicarla a simple vista; estaba sola y reflexiva, perdida en sus pensamientos y cabizbaja. Habían pasado ya varios minutos y su plato de comida seguía lleno, lo único que hacía era pasar la cuchara alrededor de este. Solo podía pensar en lo que había pasado hace unos días.

- Como podré hacerle para que eso no me pase a mi?.- Dijo la chica en medio de un suspiro

Minutos más tarde, entró Phoebe a la cafetería. Se había quedado al final para que el maestro calificara su trabajo y a la vez pedirle su opinión y un consejo. Después se dirigió al área donde asignaban los desayunos. Tomo el suyo, lo pago y después alzo su mirada para encontrar un lugar en donde sentarse. En ese momento vio a Helga, su amiga de toda la vida; se notaba triste además de estar arrinconada en una mesa. Con una gran curiosidad por saber que era lo que le sucedía se dirijo hacia ella.

- Helga?, que haces aquí? Porque no estás con los demás? - eeeeh?... aaaa … hola Phoebe, puedes sentarte si quieres? - Aun estas pensando en eso?.- Pregunto inquieta y con una voz suave. Se sentó frente a ella, y la miró fijamente a los ojos - Si - Tranquila, ya te dije que la mayoría de las cosas que dicen en ese tipo de libros no son ciertas. - Pero… que tal que si son verdad?, bueno… no lo sé … solo estoy preocupada. - Ten calma.- La joven tomo la mano de su amiga intentando serenarla – Quieres que hablemos otra vez sobre ese tema? - Puuuueeess…..- Helga volvió a recordar lo que sucedió la semana pasada.



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En una biblioteca antigua ubicada en el centro de Hillwood city, estaban las dos adolecentes leyendo libros. No lo hacían tanto por diversión, si no para pasar el rato. Phoebe tenía un ejemplar que hablaba sobre la teoría del universo, mientras que Helga tenía un libro de poemas.

Cuando la rubia había terminado de leer, cerro el libro, recargó su cabeza en sus manos y comenzó a imaginar cuantos hermosos versos podría dedicarle a ese tonto cabeza de balón que tanto admiraba.

Cuando cayó de nuevo en la realidad, sus ansias no se hicieron esperar, quería volver a leer otras composiciones y también encontrar nuevas ideas.

- Phoebe voy a ir por el volumen dos, enseguida regreso.- Dijo muy emocionada

Al llegar al estante, comenzó a buscar el siguiente tomo. Este se encontraba en la esquina, en la parte de abajo.

- oooh ahí estas

Cuando iba a tomar el libro algo llamó su atención, al lado de este había uno más grueso y con una textura añeja, saco este misterioso libro y observó su portada. El titulo era "preguntas acerca del universo"; y pensó que a su amiga se le haría interesante; así que cogió ambos textos, los abrazó contra su pecho y se digirió hacia su asiento.

Cuando llegó, Phoebe no había terminado de leer aun, así que solo se sentó en su lugar. Después volteó a verla, sus ojos brillaban intensamente, pareciera que acabara de descubrir algo maravilloso, como si se tratara de algo tan sorprende que hasta la NASA solicitaría que ella se uniera a su equipo de trabajo por su gran descubrimiento.

- Uuuummmm….Phoebe?.- Preguntó Helga logrando que su compañera se distrajera de su lectura. - Qué pasó? - No… nada… solo quería decirte que encontré otro libro del universo. - Woooow gracias Helga, puedes dejarlo aquí.- Señaló al lado de otro ejemplar – y en cuanto termine de leer este comenzaré con el que trajiste. - Okeeeey

La joven hizo lo que le pidió, y después abrió el libro de poesía, comenzó a leer los versos, pero solo pensaba en el ejemplar de Phoebe. Ese libro se veía extraño y a la vez sorprendente. Agitó su cabeza de lado a lado para dejar de pensar en ello y comenzar su lección. Retomo de nuevo su lectura, y en medio de un soneto volvió a distraerse con el ejemplar.

- Phoebe que cosas crees que tenga ese libro? - Uummm???...- Volteó a verla tornando a la realidad. Miró en libro, pero no le tomo tanta importancia – No lo sé, pero si quieres puedes leerlo, aun no termino este. - Nooo, solo era una pregunta - Bien.- Respondió y volvió a reintegrarse - Okeey okeey, siiii…. quiero saber que dice - Pues hazlo Helga - Pero después no te burles de que me estoy volviendo como tú - No te preocupes no lo haré

Aun molesta tomo el ejemplar con fuerza, lo abrió y comenzó a hojearlo. Llegó a un apartado que decía sobre los vórtices energéticos; esto llamó toda su atención y se detuvo en esa página.

Comenzó a leer el texto y decía que cuando un individuo acumula mucha energía en su cuerpo estos vórtices se formaban cerca de él. La mayoría de las veces, estos aparecen frente a la persona obligándola a entrar en él, y ya dentro, este… se desvanece.

- Después de unos segundos el vórtice se cierra, y la persona queda atrapada en él para siempre.- Terminó de leer esa página, y continuó con la siguiente – Las características de la persona en la que se abren estos vorágines, normalmente son adolecentes que no tuvieron el cuidado de sus padres durante su infancia ya sea por falta de atención o por su fallecimiento. Comúnmente, los chicos que provocan estos vórtices tienen mucha energía negativa en su interior, y llega un punto en el que esta energía se expulsa del cuerpo logrando formar el vórtice. Después el adolecente camina hacia él recordando su pasado; en esos momentos su autoestima baja haciendo que este hecho natural se haga más grande, hasta tomar el tamaño del joven para que entre fácilmente.

El libro también decía que ya dentro el adolecente no podía salir. Aunque estaba comprobado que los únicos que lograron escapar eran chicos que por motivos inexplicables lograban recordar cosas buenas de su vida, haciendo que la energía positiva fluyera de su cuerpo. Esta energía tenía que ser lo suficientemente fuerte y abundante para desaparecer las grandes cantidades de ondas negativas que se encontraran a su alrededor.



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Volviendo al presente. Helga no podía dejar de pensar en ello. Todas las características que se mencionaron las tenía ella.

- Y qué tal si esos vórtices se forman con migo y me llevan? - Bueno… también decía que solo se forman en lugares solitarios, donde no se encuentre nadie más que tú. Así que solo tienes que estar acompañada siempre… y… yo lo haré con mucho gusto - Waaah gracias Phoebe eres la mejor.- Helga saltó de su asiento y abrazo a su amiga con fuerza – Si hay algo que necesites no dudes en decírmelo. - Helga una cosa.- Respondió con la voz apagada - Dime - Me estas asfixiando - Oooh… lo siento - No importa.- Phoebe trato de recuperarse y tomar mucho aire

Al salir de la preparatoria, Helga iba camino a su casa. Seguía afligida por esa lectura. Pero pronto comenzó a reflexionar… se sentía mal por eso, pero no quiere decir que sea del todo cierto, ella nunca había escuchado hablar sobre esos vórtices en las noticias, ni en los periódicos, ni siquiera en la tele. Empezó a ver que era una farsa lo que ese ejemplar decía, además de que lo encontró en una "biblioteca antigua".

- Bien… en toda mi vida no me había sentido tan tonta, como pude creer que eso sea cierto. Bueno tal vez si ha ocurrido, pero al menos sé que aquí no ha sucedido nada.- En un intento por tranquilizarse y creer que todo estaba bien continuó con su viaje – Además, yo no tengo tantos problemas, tengo a mis padres y sé que en el fondo me aman. Aaaaagh a quien engaño, a ellos solo les interesa Olga. Vaaaah Olga, es una niña consentida y mimada, para todos es una chica dulce, inteligente y perfecta. A mis padres no les importo, ellos solo quieren a su amada OL-GA!!!. - Aaahhh.- Helga dio un suspiro largo –Bien… solo tengo que recordar cosas buenas cuando se aparezca un vórtice energético

Siguió caminando.

Minutos más tarde, casi al llegar a su casa, escucho un sonido extraño. Volteó a ver hacia la otra cera de la calle.

- Ese sonido proviene de ahí??

Helga volteo a los lados para ver si no venían carros, y cruzó. Cuando llego al otro lado se percato de que estaba completamente sola, no había nadie por ese rumbo. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, comenzó a recordar las frases del libro, y de pronto el temor se apoderó de ella. Tenía ganas de correr, pero estaba paralizada.

Segundos después el sonido que había escuchado se volvió más intenso. Helga se armó de valor y decidió ir a ver qué era lo que ocurría. Al adentrarse más en el callejón vio un tipo de agujero negro, pero en color azul, este se parecía a los que se forman en el universo, pero un trillón de veces más pequeño.

- Oh creo que hasta mas.- Pensó

Asombrada y temerosa se acercó un poco más a este fenómeno. Se escondió detrás de uno de los botes de basura que se encontraban cerca y puso su mirada fija a lo que sucedía. En el centro logró captar una figura humana, aquel individuo parecía ser un joven adolecente. Helga se tranquilizó al saber que no era ella la que estaba pasando por este momento, y pensó en las miles de formas en las que podía ayudar a ese chico.

Cuando volvió su mirada para saber de quién se trataba y tomar más pistas para ver cómo podía auxiliarlo, noto que ese chico se le hacía muy familiar, pero los diferentes tonos azules que expedía el vórtice no la dejaban observarlo bien. Tallo sus ojos y miró una vez más. Aquel chico rubio se le hizo mucho más familiar.

- ARNOOOLD!!!!.- Helga se sorprendió y emitió un gemido – No, no puede ser, por favor que no sea cierto lo que estoy viendo.- Tomó aire, volvió a limpiar sus ojos y observó nuevamente para ver si se trataba del mismo.

Cuando lo confirmó el pánico se apoderó de su cuerpo, le aterraba más que a Arnold le sucediera eso que a ella misma. Después recordó, Arnold no tenia padres, tenía a sus abuelos, pero a él siempre le entristeció que sus padres no estuvieran con él. Arnold comenzó a avanzar hacia el vórtice, entonces el cuerpo de Helga se movió por sí solo. Cuando llegó a él alcanzó a abrasarlo, y por la fuerza que tenia de correr, los dos accidentalmente se adentraron al interior.

Ya dentro, Helga intentó hacer reaccionar a Arnold quien parecía estar en otro mundo.

- Arnold? Arnooold!!, reacciona por favor - Helga? Que haces aquí? - Por favor no te vayas, no quiero que desaparezcas. - Irme? A donde? Y… claro que no voy a desaparecer, yo solo… - Escucha, estamos dentro de un vórtice y si no salimos pronto se cerrará.- Helga volteo hacia donde supuestamente se encontraba la salida, pero… ya no estaba – Oooh no, ya no está. - La salida?, escucha Helga yo no quiero - No tu no entiendes.- Helga tapo la boca del chico y siguió hablando – Arnold yo sé que te sientes solo por que tus padres no están a tu lado, pero tienes que pensar en los demás, tú haces feliz a todos y no es justo que te vayas así nada más. Piensa en todos los que te aman, en las cosas buenas que te han pasado, piensa en todo lo que has vivido con tus abuelos, en todas las cosas geniales que has pasado con tus amigos, piensa en todas las veces en las que tu y yo….- de pronto un fuerte dolor de cabeza interrumpió a la chica.

La palabra tu y yo la hizo remontarse al pasado. Recordó cuando iban al preescolar. En un día lluvioso, Arnold prestó toda su atención en ella y le ofreció su ayuda. Después recordó que la única persona que había sido amable desde ese entonces y hasta el presente era él. Y ella con lo único que le pudo pagar fue tratándolo con agresividad, y muchas veces con desprecio. Y todo eso sucedió por una idea absurda, no quería que descubrieran que era una chica de sentimientos nobles y que se burlaran por ello. Un dolor de pecho la consumía por dentro.

- Como es posible que la única persona que me ha enseñado el significado de estar enamorada, reciba tanto daño de mi parte.- Se dijo así misma entre sus pensamientos Helga se sentía de lo peor. Tenía nauseas al pensar en lo mucho que sufrió el pobre de Arnold por culpa suya. Unas cuantas lágrimas brotaron de sus ojos. Tenía ganas de correr y alejarse de él lo más posible, pero a la vez quería estar cerca y abrasarlo como nunca antes lo hubieran hecho. Puso ambas manos sobre su pecho y apretó fuerte hacia el mismo. Sollozando, con lagrimas en los ojos y cabizbaja, solo pudo susurrar unas palabras. - Lo siento - Qué cosa?.- Preguntó Arnold sin entender el por qué de su reacción tan bipolar, en un momento estaba normal y después comenzó a llorar. Quería ayudarla pero no sabía como - Dime qué pasa? - Lo siento. Tú siempre me has tratado bien, y yo no he sabido pagártelo. Lo siento.- Dijo esta última frase con la voz ahogada, y más lágrimas rondaban por sus mejillas –De lo único que puedes estar seguro, es que nada de lo que te hice fue con intención de dañarte, en realidad solo quería tu atención. Todo lo que hice fue por… fue porque… yo no quería que superas que… que yo… .- Helga apretó con más fuerza su pecho, sentía que su corazón escaparía de ella y quería detenerlo.

Después se armo de valor, alejó sus manos de ella y los dirigió hacia los brazos de Arnold. Lo tomo con fuerza, y volteó a ver sus ojos fijamente.

- Porque estoy enamorada de ti.

El cuerpo del chico comenzó a helarse, sus ojos se abrieron como platos, lo único que sentía caliente eran sus mejillas aunque no se había dado cuenta de que se sonrojaron. En si todo su cuerpo se sentía paralizado y a la vez enérgico. Todos veían a Helga como una chica ruda y poco femenina, pero él sabía bien que muy dentro de ella era una chica dulce y noble. Eso era lo que le gustaba de ella, aunque nadie lo notara.

- Helga yo.- Respondió aun sintiéndose mareado

En ese mismo instante en el vórtice apareció un pequeño agujero que crecía rápidamente. Este mismo los atrajo hacia él como si se tratara de un imán, y en unos segundos ya estaban afuera.

Ambos aterrizaron en una colchoneta suave. Después se escucharon muchos aplausos alrededor de ellos. Helga no tenía idea de en donde se encontraban. Posteriormente apareció Gerald cerca de ellos con un semblante alegre y gritando…

- Todo salió justo y como se esperaba, nuestro experimento está listo amigo.- después volteo a ver a Helga con una ceja arqueada y una actitud perpleja - Ooooh, disculpa no te había visto, no creí que nos ayudarías con el experimento - Experimento?, de que estás hablando? - Qué? Creí que nos estabas ayudando, ooo… bueno porque estas con Arnold? Ambos voltearon a verse y se sonrojaron al mismo tiempo. - Okeeeey, no entiendo nada de lo que pasa. Alguien quiere explicármelo.- Preguntó la joven - Eso mismo es lo que quiero saber.- contesto Gerald - Verás Helga, Gerald, yo y otros compañeros de la clase nos unimos para hacer un proyecto juntos; la feria de ciencias se acerca y quisimos juntarnos para diseñar una maquina teletransportadora - Si, y por lo visto tuvo mucho éxito. Bien hecho chicos –Gerald volteó a ver a sus compañeros de equipo. - Maquina teletransportadora?, feria de ciencias?, pero… yo creí que tu… lo que pasa es que yo leí… y además creí que tú querías desaparecer, oooooww.- Helga se quedó sin palabras. No sabía que decir o cómo reaccionar. Lo único que quería en ese momento era que se formara un agujero en la tierra y desaparecer dentro de él, se sentía muy apenada por lo ocurrido.

Gerald y Arnold estaban igual de confundidos, el moreno no sabía si Helga estaba o no en el proyecto, mientras que Arnold aun seguía mudo por lo que había ocurrido minutos atrás.

- Oye Arnold?, puedo hablar con tigo un momento, a solas - Cla…claro - Aaaaaah.- Gerald dio un graaaan suspiro – bien, si me necesitan, estaré con los demás haciendo los últimos ajustes.

Ambos jóvenes salieron al patio, la chica notó que se encontraban en la casa de Gerald. Después se acomodaron uno frente a otro, quedando Arnold recargado en la pared. El silencio se apoderó de ellos. Ninguno sabía que decir o cómo empezar a hablar. Helga se mantenía cabizbaja mientras que el joven volteaba a ver a todos lados. Cuando por fin volteó a ver la cara de su compañera y decir una palabra, la rubia rompió el hielo.

- Arnold sobre lo que ocurrió, yo solo. Bueno… lo que paso fue que… hace unos días leí un libro que hablaba sobre vórtices energéticos que se formaban cerca de los adolecentes que no tuvieron a sus padres en su infancia; y cuando estos se forman atraen a la persona dentro de él y nunca más sale de ahí. Cuando te vi creí que jamás te iba a volver a ver, y por eso reaccioné de esa forma. Discúlpame no sabía que era solo un ex… - Y lo que me dijiste?.- pregunto el chico interrumpiéndola - Sobre lo que dije…es… todo es cierto… Arnold.- Helga lo miro a los ojos y con una voz suave respondió – Estoy enamorada de ti - Pero… yo creí que tú me odiabas - NOOOO!!!, no te odio, es solo que… me daba miedo que no me aceptaras y también de lo que pensarían los demás. Te amo Arnold, tú no tienes idea de cuánto, lo único que hago es pensar en ti todo el día, desde que amanece hasta que anochece, y también tengo un altar a tu nombre, te he dedicado miles de poemas, siempre sueño despierta imaginándome a tu lado, todas las cosas buenas que hago son gracias a ti, y siempre me pongo celosa cuando alguien se te acerca… y también… Arnold cayó a su amiga poniéndole un dedo en los labios - Entonces… lo que me habías dicho hace algunos años… era verdad? - Cuando intentaron resolver el caso del vecindario? - Si - Emmm… si todo lo que te dije era verdad - Y después me besaste - Si… bueno… esque… yo… quería decirte lo que sentía… y… solo… solo quería que lo supieras. - Pero después, te pregunte que si lo que dijiste fue mentira y me lo confirmaste. Dijiste que solo ocurrió porque nos dejamos llevar - Si… y eso qué? - No entiendo Helga, me amas o me odias?? - Arnold estas sordo o queeeee??, te estoy diciendo que TEE AMOOO!!! - Pero hay veces en las que parece que quieres asesinarme - Ya te dije lo hago porque no quiero que se enteren los demás - Es por eso que me lo ocultaste todo el tiempo? - Siiii. Tú no sabes lo difícil que es para mi hacer que todos crean que soy una chica a la que deben respetar, y de repente pasar a ser una adolecente dulce, tierna y con sentimientos… y… y además eso ya no importa, ya no me da miedo que se enteren, he estado esperando por ti durante muchos años, yo quiero tenerte para mí sola.

Helga tomó a Arnold de sus mejillas y lo acerco a ella para besarlo. Pero esta vez no sucedió como en el pasado, ahora esta vez él le correspondió...

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